Distribución de energía eléctrica, ¿qué tipos hay y cuáles son sus diferencias?

La distribución de energía eléctrica es una de las fases principales del viaje de la energía desde la generación hasta su consumo

Detrás de un gesto tan cotidiano como cargar nuestro teléfono móvil, nuestro vehículo eléctrico, o alimentar el frigorífico con la energía necesaria para conservar nuestros alimentos, se esconde toda una compleja maraña de elementos que dan forma a lo que conocemos como red eléctrica; que es la encargada de garantizar que todos los aparatos eléctricos habidos y por haber funcionen correctamente. Para ello, la red se compone de diferentes fases que son fácilmente reconocibles y de las que podemos identificar tres grandes bloques: la generación de la energía , su transporte y, por último, la distribución de energía eléctrica. Si bien los primeros los podemos conocer con mayor precisión -quien más, quien menos, ha visto un parque eólico, una central hidroeléctrica o una red de alta tensión-, la labor de la red de distribución es algo menos visible y conocida. Hoy vamos a arrojar luz sobre esta fase del viaje de la electricidad, ¿nos acompañas?

Como decíamos, la energía eléctrica ha de recorrer la distancia desde los puntos de generación -muy comúnmente situados a grandes distancias de los lugares de consumo- en alta tensión para, después, ser transformadas en las subestaciones eléctricas a media tensión para su uso industrial o doméstico.

La distribución de la energía eléctrica ha experimentado una auténtica revolución con la irrupción del vehículo eléctrico y la necesidad de una amplia red de recarga

Así, el camino de la energía eléctrica -una vez está adecuado a los valores de tensión seguros para su tránsito por los aledaños de los puntos de consumo- entra en la fase de distribución, que es la que permite aproximar la energía a los consumidores, gracias a una enorme superposición de redes interconectadas, hasta llegar al contador eléctrico previo a su uso.

Para ello, el reparto de la electricidad se lleva a cabo en lo que dentro del sector se conoce como «red de anillo». Se trata de grandes anillos formados por los circuitos y los centros de transformación, conexión o seccionamiento (como destacados actores de la aparamenta eléctrica), que rodean los grandes centros de consumo; permitiendo que, ante una posible caída del servicio por una situación excepcional en la red, este sea reanudado por la aparamenta localizada en paralelo a la que ha podido verse afectada. De esta manera se garantiza un servicio óptimo para los consumidores.

Con todo, podemos dividir la distribución de energía eléctrica en dos principales fases para diferenciar su tipología:

• Red de distribución primaria: Es la etapa de distribución de la electricidad en la que la energía llega a las subestaciones para ser transformada y distribuida en media tensión hacia la siguiente fase de la red o para su consumo directo en consumidores electro-intensivos como la industria.
• Red de distribución secundaria: Se trata de la etapa del sistema de distribución de energía eléctrica en la que se adaptan los valores de tensión de la energía para su aproximación segura y eficiente a los puntos de consumo como nuestros hogares, oficinas, hospitales…  Esta se fundamenta en la labor de los centros de transformación de media tensión, que adaptan la tensión de la energía para su paso a baja y su consiguiente consumo por parte del usuario final.

De esta manera, se logra una distribución eléctrica, segura y sostenible. La base para cubrir las diferentes demandas energéticas. Lo que ayuda a hacer nuestra vida más fácil.

Principales protagonistas de la aparamenta eléctrica para la distribución

Ahora que conocemos qué es la red de distribución y cómo funciona, es momento de conocer más de cerca a los principales actores que permiten el correcto funcionamiento de la red.

• Cables de alimentación: Se trata de las principales arterias de transporte para la energía eléctrica dentro de la red de distribución primaria. Pese a poder parecer simples cables, están diseñados para soportar relevantes corrientes eléctricas y poder transmitir potencia a otros equipos en condiciones de humedad y altas temperaturas de forma segura.

• Centros de transformación: Estos centros harían las veces de grandes controladores y repartidores de energía en el gran laberinto que es la red. Situados en las salidas de las subestaciones hacia nuestras redes eléctricas, los CTs –su abreviatura- distribuyen y reparten la energía eléctrica por zonas de consumo gracias a sofisticados sistemas de protección y automatización de la red. Para ello, aglutinan a algunos de los elementos clave en la red de distribución secundaria, como los siguientes:
• Transformador: Es el protagonista principal del CT y se trata de un elemento eléctrico que permite aumentar o disminuir la tensión de un circuito eléctrico para su posterior distribución.
• Celdas de distribución primaria y secundaria: La celda –que protagoniza la complejidad y el desarrollo tecnológico del centro- se utiliza para diferentes funciones según su tipo, pero vendría a ser un gran interruptor que corta o deja fluir la energía eléctrica. Para ello, es fundamental el desarrollo tecnológico que se ha producido, obteniendo una solución que permite operar la red en valores de media tensión con total seguridad para el operario y la red en las condiciones más adversas.
• Unidades de protección, control y automatización: Estos elementos son una de las principales revoluciones de la red de media tensión en los últimos años. Sus funciones, que pasan desde el control remoto de las celdas y de los transformadores de media tensión, pasando por la realización de informes y diagnósticos hasta su automatización, han permitido dotar de inteligencia a la red; haciendo de estos un aliado clave en la smartización de la red.
• Cuadro de baja tensión: Aunque técnicamente este es un elemento que trabaja en baja tensión, es el responsable de dividir la corriente para ser transportada, de manera segura, directamente a los puntos de consumo. De esta manera, el cuadro de BT, distribuye y protege la energía hacia nuestros hogares.

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