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Los tiempos cambian, y la época en la que los vehículos a combustión eran los únicos presentes en nuestras carreteras ha tocado a su fin. Hoy por hoy, y de manera cada vez más notable, vehículos a combustión y vehículos eléctricos conviven en el día a día. La tecnología y disponibilidad de los coches eléctricos ha crecido notablemente en la última década y sus ventas suponen ya el 37% del total del mercado en países como Noruega (líder absoluto), el 1,7% en Francia o cerca del 1% en España y Reino Unido. Un motivo por el que la carga rápida para vehículos es fundamental para el
Sin embargo, la recarga de este tipo de vehículos es muy diferente de lo que estamos habituados. Y es que, si bien conocemos a la perfección cómo se carga el combustible en nuestro coche, y empezamos a familiarizarnos con los puntos de carga domésticos, muy similares a un poste con un enchufe, ¿conocemos cómo funciona una estación de carga rápida para vehículos eléctricos? Vamos a por ello.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que las que conocemos como estaciones de carga rápida funcionan con una potencia igual o superior a 50 kW, es decir, en corriente continua. Es por esto que, para que nuestro coche pueda cargarse, vamos a requerir de más elementos de los que encontraríamos en un cargador doméstico o de baja potencia.
Así, la electricidad llega a la electrolinera a través de la red eléctrica que el proveedor suministra. Es aquí donde diferenciaremos tres elementos principales para la carga de nuestro vehículo:
Vayamos con el primero. El centro de transformación será el encargado conectar la electrolinera a la red de media tensión, cumpliendo con las normativas requeridas por la Distribuidora de Electricidad a cuya red se va a conectar y de transformar la electricidad de la red de media tensión a baja tensión. ¿Por qué es importante este punto? Porque garantiza la operatividad del resto de elementos que aseguraran la carga del vehículo eléctrico y porque es, a su vez, un punto fundamental desde el punto de vista de la seguridad.
Además, los centros de transformación más avanzados ofrecen a las compañías operadoras datos en remoto que permiten conocer cuáles son los consumos, las tendencias de uso, el estado de la red y de sus elementos, permitiéndoles explotar y mantener su red de estaciones de recarga de forma más eficiente. Todo ello garantiza que exista energía a disposición de los diferentes usuarios.
Una vez la tensión está en baja, llega el momento de que el segundo elemento de la ecuación entre en funcionamiento: es el turno del armario conversor de potencia. Este conjunto de equipos cumple la función de adaptar la electricidad, que llega en corriente alterna, a continua, que es la que admiten las baterías de los vehículos eléctricos.
Ahora, que la tensión está en baja y la corriente en continua, llega el turno del elemento más conocido: el poste de carga. Estos postes, con una apariencia y funciones similares a los surtidores que encontramos en cualquier gasolinera, solo que en este caso la energía es eléctrica, son los encargados de transmitir la energía a nuestro coche.
Además, estos nos permiten conocer la energía que la “electrolinera” es capaz de suministrarnos, la que nuestra batería es capaz de absorber, las condiciones de temperatura de la batería y una aproximación del tiempo de carga, además de la gestión del pago. En resumidas cuentas, además de proporcionarnos la energía a través del cable, son nuestro intérprete para que el cargador y el vehículo se entiendan y podamos elegir la mejor opción de carga.
Pese a que España es aún un país que tiene pendiente hacer más común este tipo de tecnología, en la provincia de Bizkaia cuentan con la estación de carga para vehículos eléctricos más potente de todo el sur de Europa.
Esta estación, promovida por Repsol, es capaz de entregar, a través de sus cuatro terminales de carga, hasta 400 kilovatios de manera individual. Esto supone que aquellos vehículos eléctricos cuya batería soporte esta potencia máxima estarán completamente recargados entre cinco y diez minutos.
Para esta estación, la segunda que Repsol inaugura en sus estaciones de servicio este año, se ha contado con tecnología 100% vasca, destacando el papel que Ormazabal, empresa especializada en las redes eléctricas inteligentes, ha tenido al entregar un centro de transformación al completo para el suministro de energía.
Hoy por hoy existen cuatro modos de recarga, aunque una de ellas se encuentra en práctica desaparición. Echemos un vistazo a cada uno de los modos y qué es lo que les caracteriza. Puedes conocer más en este post donde lo explicamos «¿Qué tipos de recarga existen para nuestro vehículo eléctrico?»
Ahora que ya conocemos cómo funcionan estas estaciones de carga rápida para vehículos eléctricos, nos queda otra incógnita que responder. Y es que, ¿disponemos de suficientes puntos de recarga?
La Guía de Movilidad Eléctrica para Entidades Locales, publicada por Red Eléctrica Española, cifra en 63.000 los vehículos eléctricos que circulan en España, de los que aproximadamente 25.000 son automóviles, apenas el 1% del total del parque automovilístico total del país, situado en 24.000.000 de automóviles.
Así, estos 63.000 vehículos disponen de aproximadamente 5.100 estaciones de carga para vehículos eléctricos. El número es muy inferior a los 12.000 de Noruega, los 24.000 con los que cuenta Francia o los 27.000 de los que hace alarde Alemania. Si bien es cierto que estos números son correspondientes a la representatividad del vehículo eléctrico en el parque automovilístico de estos países, donde cuenta con una mayor penetración.
Por último, habría que tener en cuenta la cantidad de puntos de carga para vehículos eléctricos privados; cuyos datos resulta difícil contrastar pero que conforman una parte muy importante del hábito de recarga de los usuarios, esta vez en sus casas.
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